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Dar las gracias y agredecer nos conecta

Si eres de los que piensas que preguntar cualquier cosa te avergüenza porque consideras que otros apreciarán en ti que careces de algo, ¡ENHORABUENA! porque eso es precisamente para lo que sirve el preguntar o pedir, para que otra persona te ofrezca su conocimiento, su ayuda o su servicio, y tú puedas alcanzar lo que te faltaba. Ahí empieza la conexión y la relación con otras personas. Probablemente sea el momento en el que te sientas agradecido y digas GRACIAS¡¡

Ser capaz de preguntar, de pedir, y de agradecer … nos acerca y conecta con otras personas. Cuando agradecemos o sentimos estar agradecidos es porque reconocemos que lo que nos transmite, ya sea información, ayuda, detalle, tiene un valor para nosotros. Hay quien piensa que preguntar o pedir  es sinónimo de ser una persona fragil o vulnerable, y puede que en parte tengan razón, sin embargo a través de la vulnerabilidad, estamos dispuestos al crecimiento y desarrollo porque transmitiremos que les necesitamos para alcanzar lo que deseamos y eso, nos conecta. Nos hace ser más confiables, nos muestra como seres honestos, humildes que buscamos el apoyo de otros para conseguir nuestro objetivo. 

Dar las gracias y agradecer son cosas diferentes. Solemos dar las gracias cuando recibimos algo, ya sea solicitado o no esperado, de una forma inconsciente aprendida desde pequeños. Sin embargo, somos o estamos agradecidos cuando nos sentimos conectados en el tiempo con la otra persona a la que apreciamos y valoramos por lo que nos ha dado o hecho, y mucho más si ello es sin haberlo solicitado.  


¿Cómo hacemos cuando crecemos como seres?

En algunos momentos de la vida, nos sentimos inseguros, vulnerables, dudamos a la hora de tomar decisiones porque desconocemos si lo que queremos hacer estará bien, si debería hacerlo de otra forma, o si tendría que dejarlo y ... . 

Esta retahíla de preguntas y dudas son normales. Aparecen cuando indagamos tomamos conciencia de lo que hacemos o dejamos de hacer. Es lo que se llama salir de nuestra caja de confort.

Para solucionar estas sensaciones de vértigo y miedo, buscamos soluciones que nos hacen aprendercrecer y descubrir nuevas formas de ser.  En Coaching lo explicamos a través del modelo de aprendizaje que consiste en:


Cuando tomamos una decisiónobtenemos un resultado. Puede que sea el resultado esperado u otro no contemplado. Si es esperado/deseado, archivaremos en nuestra mente el modelo que hemos realizado para  utilizarlo más adelante. Sin embargo, si  el resultado no es el esperado y tenemos el compromiso de alcanzarlo, buscaremos otros caminos hasta conseguirlo. Esto en Coaching se llama Aprendizaje de primer orden, que es cuando cambiamos la acción para alcanzar el objetivo. Si no tenemos compromiso, abandonamos y entonces aparece la frustración: y ni hay resultado, ni hacemos nada para enmendarlo. 

En Coaching no hablamos de fracasos, sino de errores, que es lo que nos permite mejorar el procedimiento, dandonos la oportunidad de volverlo a intentar, con lo que adquirimos un aprendizaje. Cuando lo consideramos un fracaso, no cambiamos y nos quedamos quietos. Entonces no hay aprendizaje, sino inmovilismo, resignación  y argumentos que justifiquen el resultado.  

El Aprendizaje de  segundo orden es cuando, en lugar de cambiar la acción, cambiamos el observador que somos. Es decir, nosotros actuamos como actuamos porque cada uno de nosotros somos un compendio de creencias, experiencias, emociones, sentimientos, valores, etc. que  nos hace ser únicos y actuar de una determinada manera. La mejor que conocemos. Ahora bien, si somos capaces de indagar el tipo de observador que somos, comprobando las creencias que nos acompañan, seremos capaces de distinguir cómo observamos el mundo que nos rodea y ello nos permitirá intervenir en nosotros mismos, cambiando las gafas con las que miramos o filtros que nos hacen movernos en la dirección que hemos elegido. Así, nos permitirá conocer que siendo de otra forma, cambiando nuestros juicios, podemos tener resultados diferentes.

Y finalmente, el  Aprendizaje transformacional, es cuando .. nos damos cuenta del cambio que hemos hecho aplicando con las fortalezas aprendidas que nos permite utilizarlas en un futuro. Es decir, cuando no sólo cambiamos la acción u observamos de otra forma, sino que cambiamos el SER que somos, transformándolo y manteniéndolo en el tiempo a través del conocimiento, la confianza, la responsabilidad, el compromiso, la creatividad,  ... lo que nos impulsará a conseguir los resultados extraordinarios. Crecemos, aprendemos a ser de otra forma diferente, incorporando nuevas tácticas, nuevas creencias, nuevas fortalezas.
       
          ¿Y tú, cómo aprendes?


Competencias laborales


Luis y Carla trabajan juntos en la misma empresa, en el mismo departamento, con el mismo Jefe y los mismos objetivos. Sin embargo, aun siendo los dos iguales de competentes en cuanto a la formación recibida y capacidades para alcanzar sus objetivos, sus formas de relacionarse con el grupo o su Jefe, son diferentes, lo que les transforma en dos seres profesionalmente diferentes. 

Ante un nuevo objetivo planteado por su Jefe, Luis espera que la empresa reconozca su talento y conocimientos, y le ponga a él al frente. Carla por el contrario, aún sintiéndose igual de competente, se compromete con el proyecto y empieza a realizar las primeras investigaciones, cosa que Luis no ve con buenos ojos.

Luis transmite a Carla sus inquietudes y se queda inmóvil sin entrar en acción. Sin embargo Carla, al verle agobiado por las expectativas de Luis, le ofrece compartir el trabajo inicial y llegar juntos al objetivo para que no se sienta desplazado. Carla al ofrecerle su colaboración, le pide también su aportación al proyecto.

Es decir, por parte de Carla hay una declaración de petición y oferta; y por parte de Luis, dado que no siente la confianza de su Jefe, por algo que ocurrió en el pasado, no avanza. Él se encuentra atrapado en sus conversaciones privadas, quejas, reclamaciones que no exterioriza a quien responsabiliza, su Jefe. Esto le provoca manipular a los que le rodean, convirtiéndole en una persona tóxica.

Esta pequeña historia resume el estado en que nos encontramos cuando esperamos algo que no comprobamos. Nos instala en la queja, haciéndonos víctimas de nuestros pensamientos y sentimientos. Como no podemos salir de ese círculo vicioso, lo único que buscamos son culpables y nos crea un conflicto mayor, manipulando a los que nos rodean. En otras palabras, consideramos que damos más de lo que recibimos. Nos sentiremos mal  y nos costará salir  de ese estado emocional, si no ponemos de nuestra parte, haciendo algo diferente. 

A diferencia, cuando nos comprometemos y nos sentimos protagonistas de nuestras  acciones, buscamos un plan de acción, siendo responsables en todo momento de nuestro compromiso, de nuestros errores y de nuestros logros. Ofreceremos acuerdos y pediremos ayuda allí, en donde consideramos que no llegamos. Ello nos hará parecer confiables. Nuestra vulnerabilidad nos hará empatizar con otros trabajadores, mostrándonos más humanos. Este comportamiento nos hará estar en una emoción positiva.

Tan válido es tener conocimientos y saberlos aplicar, como tener una buena actitud, motivación y sabernos relacionar con otras personas a la hora de trabajar para alcanzar nuestros objetivos y resolver los obstáculos que nos encontramos en nuestro camino.