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¿Te consideras una persona tolerante?

Muchas veces confundimos los términos de tolerancia y aceptación. Para distinguirlos, una vez más, hablamos de distinciones lingüísticas, que son las que nos permiten entender las diferencias entre ambos términos.
  • Tolerar o aceptar
    La tolerancia es cuando hay algo en lo que no estás de acuerdo, sin embargo lo integras en tu vida, pero por una razón de supervivencia, no sin antes ser juzgado o discutido. Hay condiciones, juicios y valoraciones.
  • La aceptación es cuando admitimos algo sin juzgarlo y considerándolo algo nuestro con todas las consecuencias y responsabilidad. No hay condiciones. Cuando aceptamos, aceptamos con todas las consecuencias, cerrando una conversación para abrir nuevas posibilidades . Y nunca más se volverá a tocar.

Cuando tenemos a alguien cercano que nos cuenta su intolerancia y los juicios que realiza ante alguna situación concreta que le incomoda, como coaches, ayudamos a que cambie el observador que es por otro, en donde se permita cambiar sus creencias pensando qué gana o qué pierde. De esta forma cambiará su conducta o acción para alcanzar el objetivo que desea. Y si por el contrario, no quiere incorporar nuevas creencias porque se encuentra muy bloqueado, pues no le presionamos y pasamos a la aceptación de saber vivir con ello o, lo que es lo mismo, pasamos a un estado de ánimo que posibilite el aprendizaje. Podremos transitar de la resignación a la aceptación y de ésta a la serenidad para sentirnos mejor.






¿Eres de los que escuchas o de los que oyes?

¿Escuchas u oyes?
Cuando nacemos nos enseñan a andar, a hablar, ... pero no nos enseñan a escuchar. Nacemos con la capacidad biológica de oír y pensamos que con ello lo entendemos todo. Somos nosotros, a través de la experiencia los que convertiremos los sonidos, percibiéndolos por el primer conocimiento de las impresiones que comunican con nuestros sentidos, en palabras o sonidos interpretándolas. Por ejemplo, si oímos a un perro ladrar, hasta que no vemos el perro como ladra (o alguien nos lo explica), no identificaremos que ese sonido es un ladrido. Por tanto podemos decir que la Escucha biológica es la capacidad que tenemos los seres humanos al nacer de percibir e interpretar.



Sin embargo con esta escucha no podemos decir que sabemos Escuchar. La acción de Escuchar es mucho más compleja. Es poner toda la atención necesaria para comprender lo que la otra persona nos está contando. Por tanto, cuando prestamos atención y escuchamos a través de nuestros sentidos, es cuando denominamos a la escucha como Escucha Activa

Entre medias hay muchos tipos de Escucha, como la Escucha Fingida, que no hace falta explicar porque todos, en algún momento dado, la hemos practicado. Otra, la Escucha Selectiva que es cuando conectamos con nuestro interlocutor al decir en su discurso alguna palabra que tenemos muy presente porque hay algo que nos preocupa o nos interesa. Por ejemplo, cuando estamos en clase y desconectamos, sin embargo si hablan algo de ... ésto entrará en el examen, nos activará la parte del cerebro que nos avisa que nos interesa porque la palabra examen es algo que nos preocupa. Otro tipo de escucha es la Escucha Previa, con la que juzgamos antes de escuchar nada. Es decir, hacemos juicios de su forma de vestir, creemos conocerlo simplemente por lo que nos han contado otros, del tono de su discurso, etc ..., de tal forma que ya estamos predispuestos a saber lo que nos va a contar antes de que nos lo comunique. 

Sin embargo, hay una escucha mucho más significativa, aquella que llamamos Escucha Empática.  La empática se distingue de la activa, porque además de prestar atención al discurso, de escuchar a través de los sentidos, es cuando nos ponemos en el lugar de la persona, sintiendo lo que ella siente, escuchando lo que nos está expresando con sus palabras, su emoción y su cuerpo.

¿Hay más tipos de escucha? Efectivamente. Todos podemos aportar más escuchas. Y ¿hay trucos para aprender a escuchar? Si los hay pero eso será otro cantar.


¿Con quién quieres mejorar la relación?

¿Qué es lo que más hacemos las personas? ... ¿descansar?, ¿trabajar?, ¿dormir? ... Pues lo que más hacemos es hablar, hablar con otros o con nosotros mismos, incluso, hasta cuando estamos durmiendo. 
Conversamos para exponer lo que pensamos, para expresar nuestros pensamientos, para desahogarnos, para bajar la tensión en nuestras relaciones, para encontrar soluciones a nuestras inquietudes. En definitiva, nuestras conversaciones diseñan las relaciones. O lo que es lo mismo, nuestras relaciones dependen de nuestras conversaciones.

Para tener buenas relaciones o conversaciones satisfactorias, lo importante es que sepamos diseñar la conversación que queramos tener para alcanzar el objetivo que pretendamos conseguir. Así pues .. vamos a diseñar una conversación. Pongamos como ejemplo la relación que quiero mejorar con mi compañera de padel.

1.- Tenemos que tener claro quiénes son los protagonistas y para qué quiero tener esa conversación. En este caso, mi compañera de padel y yo / Quiero que volvamos a estar tan unidas como lo estábamos antes, confiar mutuamente y ganar todo lo que nos pongamos por delante.
2.- Conocer el contexto (dónde vamos a tener la conversación: tomando un café, comiendo,  tomando unas cañas, ... ), los compromisos y los juicios que anteceden la conversación,  .. Contexto: en el bar donde nos tomamos las cañas cuando finalizamos los partidos; Compromisos: ser pareja de padel, apoyarnos mutuamente y acudir a los entrenamientos; Juicios: Ella no da todo lo que debería dar desde que se ha echado novio.
3.- Saber qué objetivo queremos conseguir, reduciendo los problemas que puedan surgir y fluyendo la conversación. Que nuestra relación de compañeras esté basada en la confianza y en el compromiso.
4.- Es importante que visualicemos la situación, la conversación y es importante algún detalle que te acerque a la persona. En la mesa que tiene buenas vistas. / Llevaré la  camiseta que me regaló por mi cumple.
5.- Definir el tiempo que necesitaremos. Es decir si quedas a comer ... la otra persona ya sabe que tendrá como una hora u hora y media para compartir momentos y conversación. Aprovecharé los 45 minutos que solemos darnos para tomar nuestras cañas, para conversar lo que me preocupa.
6.- Utilizar un lenguaje sencillo y elegir un momento de tranquilidad en donde no haya reproches, ni resentimiento.  No vale que estéis en plena crisis o que hayáis perdido un partido para expresarle algo que quieres arreglar. No es el momento.
7.- Transmítele la emoción que sientes, en la que te encuentras, en lo que representa la relación para tí y en lo que te gustaría que llegase a ser el día de mañana. Lo que esperas de la relación, lo que sientes tú con lo que hace la otra persona, y cómo crees que te encuentras tanto tú como la relación.

Para ello, tienes que contar una historia, envolverlo en un buen ambiente, en un buen momento y que las dos partes estéis en un estado similar de tranquilidad, ... En esa historia, puedes utilizar los siguientes instrumentos, aunque no tienen por qué ir en ese orden ...
1.- Sentimiento. Hemos dicho que debes transmitir tu emoción, lo que tu sientes  ... Lo que a mi me pasa con ésto es que ....
2.- Reconocimiento. En la historia que cuentes... tienes que contar lo que le reconoces como persona, como compañera de fatigas,  ..... Por ejemplo, me encanta cuando te pido algo y dejas lo que estás haciendo por ayudarme; o valoro mucho tu capacidad de empatizar con todo el mundo o cómo gestionas las malas noticias, o como te esfuerzas y te superas día a día en el deporte, etc....
3.- Peticiones, promesas, ofertas, hacer reclamos, renegociar un compromiso, pedir disculpas, reestablecer la relación. Todo estos actos lingüísticos nos permiten coordinar conversaciones eficaces. Piensa en cuáles utilizarás. Y piensa que las dos partes vais a ceder en algo si queréis que cambie la relación actual. 
4.- Saber qué valores tenéis en común. Para ello es bueno, que hagáis una lista de los valores más importantes que tenéis cada uno y los que consideráis que rigen vuestra relación. Por ejemplo, yo puedo tener el valor de ser muy exigente conmigo misma, sin embargo, en la relación, el mayor valor es la confianza que podamos tener la una en la otra. La idea es trabajar los valores de la relación. 
5.- Escuchar / Guardar silencio / respeto. Escuchar sin juicios .., y ponerte en el lugar de la otra personas, es decir dejar a un lado la escucha previa y sentir sus emociones. Todo ello respetando a tu interlocutor, escuchándole, guardando silencio sin realizar juicios e imponer tu opinión.
6.- Objetivo. Tener claro qué es lo que quieres conseguir con esa conversación. Cuáles van a ser los compromisos y qué acciones quieres coordinar.
 
¿Ya sabes con quién quieres mejorar la relación? pues sólo te queda diseñar la conversación. Adelante¡