Las relaciones personales se miden por los vínculos y los valores que nos unen o nos alejan entre las personas. Estas relaciones pueden ser por familiaridad, por amistad, por trabajo, por cercanía, por lejanía, si es que la conocemos por la prensa, redes sociales, etc. ..... Y juzgamos que una persona es confiable por su comunicación verbal o no verbal que nos facilita las señales propias para poder decir que es una persona en la que se puede confiar. Estas pistas se basarán en esos valores que nos generan un juicio, el de la confianza..
El juicio de la confianza sólo es posible si se sustenta en los tres pilares, el de:
Por ejemplo, ... juzgo que mi vecina es de confianza y le puedo dejar a mi mascota porque sé que ha tenido y tiene mascotas desde hace muchos años (credibilidad), porque es muy cariñosa y cuidadosa con los animales (competencia) y porque juzgo que lo que me cuenta y me muestra a través de su comunicación es verdad (sinceridad).
Cuando uno de estos tres pilares falla (la competencia, la credibilidad y la sinceridad), podemos afirmar que no hay confianza; y por tanto no consideraremos a esa persona confiable.
La buena noticia es que la confianza se puede restaurar. ¿sabrías cómo?
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En la diversidad está el secreto
Cuando un Coach empieza un proceso de Coaching de Equipos, el responsable del equipo suele hacer una descripción de los miembros con los que trabaja y, normalmente, además de contar las funciones que realiza cada uno, suele apostillar su juicio, etiquetándolo y advirtiendo de lo que se puede encontrar.
Es muy revelador cuando les cuentas que las personas somos “como somos” por la formación, vivencias y experiencia habidas en nuestros periplos personales. Ello nos hace crecer en una dirección o en otra. Y, ni una, ni otra son ni buenas, ni malas, dependerá de cómo nos afecte en nuestra vida diaria y de las decisiones que tomemos en cada momento. Y que siendo conscientes de quiénes somos, seremos capaces de saber hacía donde queremos llegar y cómo hacer para conseguirlo.
Antes se buscaban equipos muy similares porque se creía que de esa forma, todos se entenderían mejor y serían capaces de lograr más fácilmente los objetivos. Hoy, se buscan equipos donde la diversidad es el nexo que les une, donde las personalidades, los perfiles laborales, etc. ,.., precisamente, diferentes, provocan que haya un crecimiento mayor; en el que cada “particular” miembro del equipo contribuirá, con sus características formas de razonar y actuar, a crear un equipo más grande y fuerte.
Y tú, ¿cómo consideras que afecta tu comportamiento a tu equipo?
Las diferencias entre equipo y grupo se encuentran en si formas parte de un sistema o cada uno responde de su tarea.
Aclaremos que trabajar por un fin común y trabajar por un mismo objetivo, son dos acciones diferentes.
A diferencia, trabajar por un objetivo común consiste en que un conjunto
de personas trabajen al unísono con una
misma visión, compartan una misión, valores, .., intenciones, … De esta forma dejan de ser un
grupo y se convierten en un equipo porque les une el mismo deseo de alcanzar el
mismo objetivo. Siempre habrá un líder que sabrá ver qué puede aportar cada
miembro al equipo y trabajará los posibles conflictos y las relaciones
personales; motivará a los individuos que lo forman emergiendo de ellos la creatividad;
incentivará la comunicación, la organización, y diseñarán un plan de acción.
Como ejemplo nos sirve de nuevo, Google
pero desde el punto de vista de empresa, no de cliente.
Un
grupo, sin un mismo objetivo, no tiene un proceso de crecimiento al no
ser un sistema, respondiendo cada uno del grupo de su labor. Un equipo sí y si además le acompaña un coach, a lo largo del proceso
hasta alcanzar el objetivo como conjunto, crecerá y se desarrollará de forma excelente.
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