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Imagina, verbaliza y ponte en acción

Chica abriendo ventana y posibilidades
Chica abriendo ventana y posibilidades

El lenguaje que utilizamos en nuestro devenir diario, nos condiciona. Como dice Rafael Echeverría, -el lenguaje no es inocente-. Lo explica perfectamente en su libro Ontología del lenguaje que animo a leerlo.

Cuando hablamos utilizamos un lenguaje acorde a nuestros valores, filtros, experiencias, educación, etc … Es el lenguaje que conocemos, el aprendido y en el que nos desenvolvemos. No es ni bueno ni malo, es nuestro lenguaje. Sin embargo hemos de ser conscientes que el lenguaje que utilizamos nos puede llevar por la senda de la concordia, o la de la hostilidad. Te animo a que reflexiones sobre el mismo y serás capaz de observar que el lenguaje nos activa o nos inmoviliza. 


Es decir el lenguaje abre o cierra puertas/ventanas de posibilidades. Cuando declaramos algo, detrás de nuestras palabras va un compromiso. El lenguaje es acción. El segundo principio de la Ontología del lenguaje dice que "No sólo actuamos de acuerdo a cómo somos, también somos de acuerdo a cómo actuamos. La acción genera ser”.

Ejemplos de ello pueden ser estas tres expresiones del lenguaje donde podemos ver cómo lo utilizamos y cómo lo podemos cambiar para generar acción:
  • Intentar. Cuando utilizamos la palabra intentar, es porque nos queremos dar permiso para no hacerlo. Es decir, que si no lo hago, no pasa nada.  Mañana intentaré levantarme pronto Mañana me levantaré pronto.

  • Tengo que. Cuando utilizamos el tener que, nos imponemos una obligación. Si lo cambiamos por quiero o me gustaría, estaré motivado para hacerlo y lo haré con ganas. Mañana tengo que levantarme pronto / Mañana quiero o me gustaría levantarme pronto.

  • Y si … / que pasaría si … Cuando nos planteamos qué podría suceder si cambiamos lo establecido, por posibilidades, nuestro cerebro es capaz de imaginarlo y por tanto ejecutarlo, abriéndonos posibilidades. Y ¿si me levanto pronto y me voy a andar?.

Si lo imaginas y lo verbalizas, tu emoción cambia y también puedes hacer que suceda. ¿a qué esperas?


¿Cómo hacemos cuando crecemos como seres?

En algunos momentos de la vida, nos sentimos inseguros, vulnerables, dudamos a la hora de tomar decisiones porque desconocemos si lo que queremos hacer estará bien, si debería hacerlo de otra forma, o si tendría que dejarlo y ... . 

Esta retahíla de preguntas y dudas son normales. Aparecen cuando indagamos tomamos conciencia de lo que hacemos o dejamos de hacer. Es lo que se llama salir de nuestra caja de confort.

Para solucionar estas sensaciones de vértigo y miedo, buscamos soluciones que nos hacen aprendercrecer y descubrir nuevas formas de ser.  En Coaching lo explicamos a través del modelo de aprendizaje que consiste en:


Cuando tomamos una decisiónobtenemos un resultado. Puede que sea el resultado esperado u otro no contemplado. Si es esperado/deseado, archivaremos en nuestra mente el modelo que hemos realizado para  utilizarlo más adelante. Sin embargo, si  el resultado no es el esperado y tenemos el compromiso de alcanzarlo, buscaremos otros caminos hasta conseguirlo. Esto en Coaching se llama Aprendizaje de primer orden, que es cuando cambiamos la acción para alcanzar el objetivo. Si no tenemos compromiso, abandonamos y entonces aparece la frustración: y ni hay resultado, ni hacemos nada para enmendarlo. 

En Coaching no hablamos de fracasos, sino de errores, que es lo que nos permite mejorar el procedimiento, dandonos la oportunidad de volverlo a intentar, con lo que adquirimos un aprendizaje. Cuando lo consideramos un fracaso, no cambiamos y nos quedamos quietos. Entonces no hay aprendizaje, sino inmovilismo, resignación  y argumentos que justifiquen el resultado.  

El Aprendizaje de  segundo orden es cuando, en lugar de cambiar la acción, cambiamos el observador que somos. Es decir, nosotros actuamos como actuamos porque cada uno de nosotros somos un compendio de creencias, experiencias, emociones, sentimientos, valores, etc. que  nos hace ser únicos y actuar de una determinada manera. La mejor que conocemos. Ahora bien, si somos capaces de indagar el tipo de observador que somos, comprobando las creencias que nos acompañan, seremos capaces de distinguir cómo observamos el mundo que nos rodea y ello nos permitirá intervenir en nosotros mismos, cambiando las gafas con las que miramos o filtros que nos hacen movernos en la dirección que hemos elegido. Así, nos permitirá conocer que siendo de otra forma, cambiando nuestros juicios, podemos tener resultados diferentes.

Y finalmente, el  Aprendizaje transformacional, es cuando .. nos damos cuenta del cambio que hemos hecho aplicando con las fortalezas aprendidas que nos permite utilizarlas en un futuro. Es decir, cuando no sólo cambiamos la acción u observamos de otra forma, sino que cambiamos el SER que somos, transformándolo y manteniéndolo en el tiempo a través del conocimiento, la confianza, la responsabilidad, el compromiso, la creatividad,  ... lo que nos impulsará a conseguir los resultados extraordinarios. Crecemos, aprendemos a ser de otra forma diferente, incorporando nuevas tácticas, nuevas creencias, nuevas fortalezas.
       
          ¿Y tú, cómo aprendes?